La reciente adquisición de Superstruct Entertainment por parte de la empresa de capital privado estadounidense KKR está provocando un malestar considerable en el mundo de los festivales europeos.
Superstruct, propietario de más de 80 festivales en 10 países, incluidos eventos destacados como Sónar, DGTL, Mysteryland y Field Day, se enfrenta al boicot de artistas y a las críticas del público por la supuesta participación de KKR en inversiones controvertidas.
Los artistas se retiran
Más de 70 artistas, entre ellos Kode9, Juliana Huxtable y el dúo de Rotterdam Animistic Beliefs, han anunciado que no actuarán en festivales propiedad de Superstruct. El boicot se produce en respuesta a las inversiones de KKR en empresas activas en los asentamientos israelíes en Cisjordania y en la industria armamentística. Los artistas acusan a KKR de sacar provecho de violaciones de los derechos humanos y no quieren estar asociados con tales prácticas.
Los festivales toman distancia
En respuesta a las críticas, varios festivales han emitido declaraciones distanciándose de las inversiones de KKR. El Festival DGTL de Ámsterdam afirmó que "no está en línea con los valores éticos del festival" y destacó que opera de forma independiente a pesar de su estructura de propiedad. El Field Day Festival de Londres también afirmó que no tiene influencia en las inversiones de su empresa matriz y que está comprometido con la transparencia y la responsabilidad ética.
Zwarte Cross y otros festivales holandeses
En los Países Bajos, el Festival Zwarte Cross se ha distanciado públicamente de la adquisición por parte de KKR. La organización destacó que no estuvo involucrada en la decisión de adquisición y que continúa trazando su propio rumbo. Otros festivales holandeses, como Mysteryland y Amsterdam Open Air, han adoptado posturas similares, enfatizando su independencia y compromiso con sus valores fundamentales.
Impacto en la industria de los festivales
La situación plantea preguntas más amplias sobre la influencia de las grandes empresas de inversión en el sector de eventos. Los críticos temen que la participación de empresas como KKR pueda conducir a una pérdida de independencia artística y a un cambio de enfoque de los valores culturales a la maximización de las ganancias. Los boicots actuales y la indignación pública resaltan la necesidad de transparencia y consideraciones éticas dentro de la industria de los festivales.
Los próximos meses serán cruciales para los festivales bajo el paraguas de Superstruct. Queda por ver cómo lidiarán con la presión de los artistas y el público para distanciarse de inversiones controvertidas y cómo podrán mantener su independencia y valores éticos en una industria cada vez más centralizada.
Fuente: Photo: iStockPhoto 1181169462